¿que por qué escribo?

Aprender a escribir es un proceso que consiste en transformar lo intangible en algo tangible pues volvemos materia todo lo que queda guardado en nuestra memoria, podemos escribir lo que sea, como sea y de la extensión que sea. Sin embargo hay un nivel de
s u b j e t i v i d a d con el que hay que tener cuidado ya que podemos manipular la información a nuestro antojo, reordenando hechos y pintándolos según nuestro parecer, por lo cual considero importante recordar que no todo lo que se escribe es cierto. Y así como se puede manipular lo que ya está, también se puede crear lo que aun no existe, y dependiendo del cómo se escribe, que le demos a nuestra obra, el receptor tendrá diferentes acogidas y respuestas. Siendo esto así, el estilo que tengamos formará diferentes tipos de realidades llamando distintos públicos, por lo que desde ahora comienzo a llamarlo “arte”, y como tal se caracteriza porque es aprendido y perfeccionado por voluntad e iniciativa propia, pues la creación de cualquier texto incluye una entrega del autor, la cual implica que en el escrito queden plasmado, quiera este o no, los elementos más recónditos de su mente.

Escribir no es solo un trámite donde se plasman hechos y se ordenan ideas, es también una puerta que siempre nos llevará a otro lugar, dependiendo del deseo que tengamos al sostener la chapa. Si pensamos que queremos ir a un lugar donde las aves canten mientras el sol de invierno se esconde en el horizonte, al abrir la puerta estaremos ahí, pues escribir es (debe) ser un juego para nosotros, donde tenemos completa autonomía de fundar nuestro mundo y de desaparecer del existente, siempre disfrutando de lo amenizado que es crear.

Con todo lo anterior, respondo a mi pregunta, de la siguiente forma:

La escritura, no es solo un mecanismo robótico,
es más bien, una danza del espíritu en el limbo de la verdad,
por lo que el escritor tiene a sus pies el control del universo.

¿Por qué escribir? Porque el tiempo de escritura es un tiempo único que me proporciona una instancia de meditación donde soy completamente libre de ser yo misma; Porque cada vez que alguien elige escribir, aunque sea el más pequeño de los textos, se vuelve dueño de la verdad del mundo.