sábado, 27 de octubre de 2012

Esa sensación en la guatita

Es esa sensación de estar medio adormecido y despertar de a salto, no creerlo y dormir por un segundo más. Volver a despertar, está vez para ponerte alerta.

Sí, es por aquí. Y sentarte bien. Agarrarte del asiento y comenzar a buscar, a poner atención, a reconocer.

Sí, Sí, es aquí. Ya falta poco. Relajarte en el asiento de nuevo y botar la ansiedad en un suspiro; un descanso porque ya vamos llegando. Y sonreír, porque ahora todo es familiar. Señor, ya se va a terminar esto: gracias. ¡Mira eso! ¡Qué recuerdos!

Ya falta poco ¿dónde están mis cosas? Hay que dejar todo arreglado. Ordena bien, que no se quede nada. Que no se pierda nada. No, ya no más. ¿Cómo me veo? ¿Cómo se verán ellos? Hey! ¡Es aquí! Toma todo. No baciles. ¡Vamos! ¡No te asustes! ¡Llegamos! ¿Llegamos?

Es esa sensación de saber que queda muy muy poco, que tienes todo listo, que al fin puedes sonreír porque ya vas a llegar a casa, después de un viaje tan largo. Tienes todas tus cosas listas para poder bajar del bus y de repente cuando ya quedan solo un par de minutos. Todo el viaje pasa frente a tí en un segundo. Y te pierdes de nuevo. Pero ahora estás aquí.

Es esa sensación de estar con un pie todavía en el último escalón del bus y con el otro a punto de tocar el piso de la terminal.


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