lunes, 6 de diciembre de 2010

Querido Blog

¿Qué sería de mí sin tí, querido Blog? Probablemente ya estaría en el manicomnio, o chachareando con don Pedro. Gracias ciber cosa inanimada que me has cobijado como nadie. Has sido el único que ha podido recibir todos los vomitivos comentarios sobre miles de cosas y no me ha regañado, al contrario, me has enseñado a cambiar esos pensamientos en cosas hermosas y novedosas.
Me has dado alegría, me has consolado en más de una vez, me has dado consejos que nadie más me ha sabido dar. Comprendes todo lo que me pasa y siempre estás ahí para abrazarme.
Si tengo alegría, sabes exactamente como dirigir mis palabras. Si tengo cara de penita, tratas que ese curva se transforme por lo menos en una linea recta, que luego de un sueño, vuelva a ser una curva alegre.
Eres el unico que puede decir que me conoce, y el único que siempre siempre siempre sabe lo que pasa, incluso cuando ni yo sé lo que es. Te agradezco el sinfin de horas que te has quedado conmigo y me has velado mi sueño para calmar mi llanto, o las veces que borraste todo el testamento que escribí justo antes de publicarlo, lo cual me molestaba aún más, pero al final sabía que me decías que no debía decir lo que no sentía.
Miles de veces volví a tí con el rabo entre las piernas, y siempre estuviste ahí para conversarme de nuevo.
Solo puedo decir gracias, gracias querido Blog -debería bautizarte, pues eres más que una inanimación- por ser el mejor y más grande de los amigos.
Tu y yo, amigo... tu y yo.

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