domingo, 25 de abril de 2010

Una pequeña impertinencia

- ¿A dónde vas? preguntó él con un tono desdeñoso
- ¿Qué le importa? contestó ella con una voz agraciada y risueña
- No nada, no es que me importe, solo sentí curiosidad
- Ah, ¿es acaso entonces que tu inconciente me quiere decir algo?
- ¿Algo como qué? No se exceda señorita, dijo firmemente e imponiendo su autoridad
- No sabría responderle, es usted el que debe hablar
- No me hable de esa manera jovencita, bien sabe usted que yo mando en este lugar
- Puede ser, pero siempre en el corazón de un gran hombre, manda la bondad de su mujercita.

"Y es que ni el más poderoso de los hombres,
puede resistirse al amor puro y sincero
que una pequeña niña quiera entregarle con alegría
pues aunque su edad es una pequeña impertinencia
todo es excusable si es fundamentado en amor verdadero"

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