
Vi el reloj... y advertí que sería factible poder verte hoy, aunque sería por poquito tiempo... - y es que hasta la eternidad me queda pequeña cuando estoy contigo- Me sonreí, corrieron mis ojos a buscarte y se apresuró mi voz a hablar y a rogarle al cielo de que pudieras venir. Fue entonces, cuando saliste por esa puerta, y se vislumbró tu armoniosa figura por entre la multitud, que supe que, a pesar de mi corta edad, podría morir tranquila. He conocido el verdadero amor. Gracias, mi vida, por existir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario