Cuando comenzó su homilía, preguntó ¿Qué sabemos de Juan? y todos creímos que era una de esas preguntas retóricas que los padres hacen en sus sermones, de esas que quedan en el aire y cada uno responde en su corazón. Esta vez no fue así, el padre de verdad nos preguntó. Todos comenzaron a hablar de lo que sabíamos de él, de las veces que aparece en la escritura, de los pasajes sobre él que más nos gustan, de la relación que tenia con Jesús, de la relación entre Isabel y María.
Todos hicimos la homilía, juntos, todos le pedimos al Señor que nos dejara anunciarlo como Juan, y le pedimos a Juan que nos dejara despojarnos de nosotros mismos y ser valientes para decir "Ese es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo".
Fue un momento muy lindo, un momento de Iglesia viva, un momento sincero, un momento de oración comunitaria.
La Iglesia es un lugar y una familia muy hermosa si uno es capaz de disponer el corazón, si uno se dispone a pasarlo bien, a conocer, a disfrutar, a dar y recibir, la Iglesia es profundamente solidaria, profundamente amorosa, profundamente cristiana. Esa es la Iglesia que me gusta, esa es la Iglesia que conozco, esa es la Iglesia que comparto, esa es la verdadera Iglesia.
Somos pueblo de Dios, Iglesia peregrina, como una gran familia que camina unida.
Venimos a cantar, en la fracción del pan, que nuestra fuente es el Dios de la Vida.
Venga a nosotros tu Reino de Amor, pon a tu pueblo de pie.
Celebraremos contigo, Señor, renueva nuestra esperanza.
Celebraremos contigo, Señor, una fiesta de nueva alianza.
Somos Cuerpo de Cristo, Iglesia que comparte,
y que alimenta al mundo tan dolido de hambre
Venimos a cantar, en la fracción del pan, que nuestro Amor es el Dios hecho carne.
Venga a nosotros tu Reino de Amor, pon a tu pueblo de pie.
Celebraremos contigo, Señor, renueva nuestra esperanza.
Celebraremos contigo, Señor, una fiesta de nueva alianza.
Somos Templo Sagrado del Espíritu Santo, como un hogar que acoge alegría y dolor
Venimos a cantar, en la fracción del pan, que nuestra fuerza es Dios consolador
Venga a nosotros tu Reino de Amor, pon a tu pueblo de pie.
Celebraremos contigo, Señor, renueva nuestra esperanza.
Celebraremos contigo, Señor, una fiesta de nueva alianza.
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