jueves, 13 de enero de 2011

Al otro lado de la cuerda

Pues, ya ví, que soy la Bestia, que no sirvió de nada,
Creo que no soy la amiga que necesitabas,
llamaste a un número equivocado,
donde la Muerte te habló de esperanza
y al recién nacido le dio depresión
¡Ay! ¡Si tan solo, Dios, te hubiera empapado en la tarde!
Pero fue la Noche, su primera selección.
Así, Él, lo quiso
Sé, también, que nunca imaginaste,
lo mucho que dolía
como humano aceptarse
((suspiro))
Pero ojalá algún día entiendas
que detrás de esa puerta que se abre, estoy yo.
Ay mi vida, ojalá entendieras,
que al otro lado de la cuerda
como espejo yo te recibo,
¿Qué hago, ciego mio,
para que me sientas al otro lado de la almohada
para que aceptes la suavidad de mi confianza
en ti?
¿Cómo hago para que veas,
que yo vivo el luto, junto a ti?
que tu carga es la mía
que el sentimiento se posó en ojos
y mi sueños se volvieron los tuyos
y que el triunfo no tiene sabor para mí
si al otro lado de la cuerda
hay una puerta que no quieres abrir

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