domingo, 7 de abril de 2013

I lost it.

Es ese sentimiento de saber que ya lo perdiste, que ya se fue, que está cerca pero que no está contigo.
Es esa sensación de querer que vuelva pero no estar seguro de si es lo mejor.
Es esa verguenza de haber fallado, y esa presión por guardar discreción.
Es ese moquilleo con el corazón pesado y el aire denso.
Es esa vulnerabilidad secreta que todo el mundo ya descubrió.
Ese momento en que sabes lo que pasa pero no lo entiendes, no lo aceptas, porque no es lo mismo.
Ese momento en que te sientes pequeño, chiquitito, como un niño.

Y esperas que alguien venga y te deje llorar, llorar, llorar y te abrace fuerte, sin decirte nada.
Y esperas que cuando te bese en la frente y seque tus lágrimas, todo se haya ido.
Y lo vienes venir, sabes que vas a llorar, llorar, llorar, llorar pero no habrá ya nadie que te abrace
Porque sí eres un niño, pero estas solito y no quieres... ya no quieres llorar más.

Y llorar para los adultos no tiene sentido, porque se pierde tiempo, porque hay que trabajar.
Y lo que sientes, al final, es que no puedes hacer nada, porque todo está mal.
Y te quedas trabajando, trabajando, trabajando, sin saber donde todo se estropeó.
Y sigues avanzando, tropezando, recordando, y preguntado
qué es esto que me pasa y cuando fue que perdí el control...

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