Sabemos que todas las personas tienen distintos roles en la vida, pero todos, como personas únicas e irrepetibles como lo analizamos en el tema “Ser persona”, hemos sido dotados de cualidades esenciales y de nosotros y que las vamos adaptando al contexto. Por ejemplo, una persona tiene distintos espacios de desenvolvimiento, así, puede ser hijo, padre, amigo, escolar, ciudadanos, etc. y en esos contextos tenemos distintos roles. La palabra “rol” se refiere al papel, función o actitud que tomamos en relación a una situación, de tal manera que, por ejemplo, el rol de un estudiante es poner atención y ser responsable, para así poder aprender.
El rol de los jóvenes en la Iglesia se desprende primero por el rol de los cristianos frente al mundo, y más amplio aún, el rol de los hijos de Dios para con ellos mismos, y ¿qué fue lo que Dios nos dejó como misión? “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, con esto quiere decir que el rol de todas las personas es precisamente ese y que entonces todos los roles que cumplimos son distintas formas de amar. Así, como todos somos diferentes y nos desarrollamos en distintos contextos, tenemos distintas formas de amar, entonces el rol de los jóvenes en la iglesia responde a una necesidad de esta: la celebración de que Cristo está vivo. Nuestro rol como jóvenes, es ser reflejo de que la vida es Cristo, una vida nueva, alegre y renovadora.
Con nuestra vitalidad podemos invitar a los demás a conocer a Cristo y, según la madures de nuestra fe, presentárselos. Nuestro rol como jóvenes, es simplemente ser nosotros, alegres y compañeros; sólo con eso, Cristo se puede mostrar como realmente es a través de nuestra sonrisa: el pilar y la finitud de la vida, pues nuestro hermano Jesús es verdad y felicidad.
El rol de los jóvenes en la Iglesia se desprende primero por el rol de los cristianos frente al mundo, y más amplio aún, el rol de los hijos de Dios para con ellos mismos, y ¿qué fue lo que Dios nos dejó como misión? “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, con esto quiere decir que el rol de todas las personas es precisamente ese y que entonces todos los roles que cumplimos son distintas formas de amar. Así, como todos somos diferentes y nos desarrollamos en distintos contextos, tenemos distintas formas de amar, entonces el rol de los jóvenes en la iglesia responde a una necesidad de esta: la celebración de que Cristo está vivo. Nuestro rol como jóvenes, es ser reflejo de que la vida es Cristo, una vida nueva, alegre y renovadora.
Con nuestra vitalidad podemos invitar a los demás a conocer a Cristo y, según la madures de nuestra fe, presentárselos. Nuestro rol como jóvenes, es simplemente ser nosotros, alegres y compañeros; sólo con eso, Cristo se puede mostrar como realmente es a través de nuestra sonrisa: el pilar y la finitud de la vida, pues nuestro hermano Jesús es verdad y felicidad.
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